miércoles, 23 de enero de 2013

Ralph Dahrendorf: Estructura social, intereses de clase y conflicto social.




En el análisis de la estructura social de la sociedad que hace Dahrendorf distingue, en primer plano, la coexistencia de dos teorías contrapuestas como explicación del hecho social:

·         La teoría de la integración, cuyo máximo representante es T. Parsons, afirma que todo sistema funcionalmente integrado, mantenido en una situación de equilibrio mediante la institucionalización de determinados procesos representa una situación de orden.

·         La teoría de la  dominación, muy influenciada por las ideas de K. Marx, define en contrario que una unidad estructural es una asociación de dominación que se mantiene unida por medio de la coacción y que lleva en sí misma el germen de su superación, por lo que en este sentido representa algo inestable, en mutación permanente.

Existen, por lo tanto, en la actividad social, fenómenos que solo pueden ser explicados apelando a la teoría de la  integración, como son los procesos de ordenación jerárquica de  los cometidos  o funciones. Por otra parte, existen también fenómenos para cuya explicación se precisa de la teoría de la dominación, como el  conflicto de clases.

Debido a esto, dominación e integración son también conceptos que se corresponden y ambos califican, asimismo, dos lados de una relación asimétrica. La misma estructura social, que desde  el punto de vista de la teoría de la integración aparece como un sistema funcional sin fricciones, es para la teoría de la autoridad un conglomerado explosivo, mantenido coherentemente mediante la coacción. Ninguna de ambas teorías es, por tanto, falsa;  sino que a cada una corresponde una serie de fenómenos. De lo que se trata es de averiguar cuál es aplicable en cada caso. Sin embargo, a la hora de analizar algo como la formación de la estructura de clases; la explicación que tiene mayor acogida es la  de la teoría de la dominación.

Según la teoría de la formación de clases; en toda asociación de dominación pueden diferenciarse dos cuasi-grupos unidos por intereses latentes de clase. La orientación de estos intereses aparece determinada, en cada caso, por la participación o exclusión del poder. De los cuasi-grupos se reclutan los grupos de intereses, cuyos programas articulados defienden o impugnan la legitimidad de la estructura de dominación existente. Dos de estos grupos  aparecen en conflicto en toda asociación de dominación. No obstante, hay que añadir que la constitución de los grupos de intereses organizados solo es posible, empíricamente, cuando el reclutamiento procedente de  los cuasi-grupos no es casual, sino que obedece a una ley estructural.

Las condiciones empíricas de la organización son, de esta manera, formuladas como supuestos para la formación de las clases, pero su acción va más allá de su constitución. También para los grupos organizados de intereses estas condiciones constituyen factores de importancia. Una carencia relativa de las condiciones técnicas, políticas y sociales para la organización pueden influir en la actuación de los grupos organizados de intereses e incluso, en ciertas  circunstancias, determinar su disolución. Las ideologías pueden perder su valor programático, su vigencia, cuando con  posterioridad a su formulación se producen cambios estructurales de importancia; los partidos pueden superar un periodo sin jefatura, y la forma de reclutamiento de los cuasi-grupos puede variar.

Pero hay que distinguir, adicionalmente, dos grupos de factores que en cierto modo actúan también como condiciones empíricas de la organización de las clases, pero que, sobre todo, influyen en su existencia una vez que los grupos de intereses aparecen organizados: la movilidad social y la psicología de los  miembros  de las clases.

·         Desde el punto de vista de la movilidad, se han de distinguir dos formas fundamentales de clases. Mosca denomina a una clase aristocrática, que se esfuerza por conservar el poder para los sucesores de quienes en cada momento lo ejercen, y a la otra, la clase democrática, caracterizada por la tendencia a la renovación de la clase dominante mediante la ascensión de personas procedentes de la clase dominada.

Weber, por su parte, utiliza la terminología de clases cerradas y abiertas;  cuando la ocupación de posiciones de autoridad se basa en criterios de adscripción a la persona y es, por tanto, hereditaria, nos  hallamos ante una clase cerrada. Las clases abiertas son, por su parte, formas dadas de un contenido cambiante y que pueden ser escalonadas según el grado de movilidad. De hecho, se puede considerar que la intensidad del conflicto de clases se va reduciendo a medida que aumenta el grado de apertura de una clase.

Esta relación fue muy subrayada por Marx, cuando oponía a la “concurrencia entre los individuos” la “solidaridad de los grupos”.

De este modo, si el individuo percibe la posibilidad de ascender a la clase dominante, estará menos propicio a declararse plenamente solidario con  la clase a la que pertenece.

La movilidad social constituye un fenómeno estructural que desvía las motivaciones individuales del conflicto entre los grupos y que impulsa aquellas hacia la elevación individual o, cuando  menos, familiar.

·         La formación de los grupos de intereses precisa, además, de determinadas condiciones técnicas, políticas y sociales, otras de naturaleza psicológica, como por ejemplo, la identificación con las perspectivas que van ligadas a las funciones de autoridad. Se distinguen tres posibilidades:

- En la esfera de los grupos de intereses, la participación consciente y deseada del individuo constituye un supuesto definitorio. Los intereses manifiestos son realidades psicológicas. Su existencia ni puede suponerse ni deducirse de las condiciones técnicas,  políticas y sociales de  la organización.

- Un segundo cometido de la psicología  de las clases sociales es más bien de naturaleza fenomenológica, y se refiere a las características y causas determinantes, de naturaleza física, de los intereses manifiestos y a la solidaridad entre los grupos de intereses que aquellas originan.

- En tercer lugar, se plantea que la intensidad  de los intereses manifiestos de clase se reducen en el individuo cuando se trata de clases abiertas. No hay que pensar, sin embargo, que el grado de apertura de las clases constituye el único factor determinante del grado de intensidad de identificación con aquellas.

Mas como  desde  el punto de vista del individuo su posición dentro de una asociación de dominio solo representa un sector, posiblemente muy limitado, de su personalidad  social, esto es, una faceta que compagina con muchas otras, resulta que su pertenencia a una clase está determinada solamente por un aspecto limitado de su personalidad.



Asentada la dicotomía entre clase dominante y clase dominada, conviene analizar las características intrínsecas a cada una de ellas:

·         Tanto Pareto como Mosca caracterizan a las clases dominantes por medio de una serie de particularidades propias; Pareto habla de “capacidad de acción”, de “instinto de combinación” y otras peculiaridades. Mosca va más allá, considera que las minorías dominantes están integradas, generalmente, por individuos que superan a la masa de los dominados en aspecto material, intelectual e incluso moral. En general considera fundamental que las clases dominantes están mejor organizadas que las dominadas, y consideran como clase dominante solamente a los titulares de puestos de autoridad dentro de la sociedad política.



·         Por su parte, las clases oprimidas no deben ser consideradas, en principio, como masas desorganizadas sin posibilidad de actuación, estas también poseen unas características determinadas:

o   No comprenden, necesariamente, a la mayoría de los miembros de una asociación de dominación.

o   Sus miembros no están forzosamente unidos por una “cultura”.

o   Su existencia está referida a determinadas asociaciones  de dominación, lo que quiere decir que en una sociedad pueden darse varias clases oprimidas.



De todo esto surgen dos preguntas evidentes, que en gran parte ya se han visto resueltas en el análisis anterior:

·         ¿Cómo se debe representar el conflicto de clases?

La teoría de clases debe analizarse desde la perspectiva del conflicto social, ya que los grupos de intereses, en su forma de clases, se hallan siempre en conflicto entre sí. Los dos grupos de intereses derivados de la distribución de la autoridad en las asociaciones de dominación se hallan en constante conflicto. Este conflicto debe entenderse como la aspiración de la clase dominada a modificar el statu quo, mientras que la clase dominante trata de mantenerlo.

Los objetivos del conflicto entre estos grupos surgen de situaciones determinadas, sin embargo, su característica formal, en el caso del conflicto de clases, es siempre el intento de mantener o de modificar una estructura de dominación y su base de legitimidad.



·         ¿En qué forma contribuye el conflicto entre las clases a la modificación de las estructuras sociales?
El cambio en las estructuras sociales puede examinarse sobre un doble plano analítico: el normativo o de actuación y el factico o institucional.  Los intereses pueden ser valores, o por otro lado, pueden ser realidades. Se extrae la conclusión de que el cambio estructural ha de buscarse en ambas esferas. Se  fija que el cambio estructural pasa por la renovación del personal que ostenta puestos de autoridad, sea completa o parcialmente, no obstante, hay que tener en cuenta que los cambios  de personal no constituyen ya en sí mismos el contenido del cambio estructural, sino solamente la condición necesaria para que nuevos intereses, desde el punto de vista del  statu quo, se conviertan en valores, es decir, en realidades

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